- Buenas noches, caballero, por favor su documentación…

Para muchos de los que leen estas líneas, este es el comienzo del calvario que significa estar sin papeles en España, y que puede conducir a la pesadilla llamada “Centro de Internación”.

 

Vamos a quitarnos los miedos desde un principio. Te pillaron, es verdad, pero en nada ilegal. Ibas corriendo, o por cosas de la vida, se quemó una de las luces del coche. O bebiste más de la cuenta. O te vieron feo y te pusiste nervioso.

 

Si no andas en cosas raras, no es el fin del mundo. Eres una persona normal y corriente, que te buscas la vida, y te viniste buscando otros horizontes.

- Caballero, por favor bájese del coche. Ponga las llaves en el techo.

Obedece. Ya te tiraron el alto. No hables, y ni siquiera pienses en alzarte. Con las manos a la vista del funcionario, baja despacio. Míralo a la cara, que no es un malandro, no te va a matraquear, no te va a hacer nada.

- ¿No tiene su carnet?

Saca tu pasaporte, tranquilo. Dáselo al funcionario. No alegues, no discutas: llevas las de perder.

Tira de la excusa del recién llegado, y del “yo no lo sabía”. Quizás cuela, uno nunca sabe. Que ya pediste el canje de la licencia por el carnet de conducir. Que tu pareja es española y no te has preocupado por regularizarte. Que te la curras duro todos los días y nadie te ha dicho nada nunca. Lo que se te ocurra, pero sin pelear. De repente te zafas, o el funcionario decide que no revistes peligrosidad.

 

Si no cuela, pues ya está. El coche se lo van a entregar a tu esposa, pareja, o a uno de los amigos. Si tu actitud ha sido normal, pacífica, la cortesía de los funcionarios es surrealista. No te pegan los ganchos, o no te ponen los grilletes, o quizás sí.

 

- Caballero, por favor pase por aquí. Vamos a Comisaría.

Te montas en la parte de atrás, y allí empiezas a imaginarte cosas. Vas a pasar una noche en los calabozos de S.M. Felipe VI de España. Cortesía pura.

 

Ojo, si te pillan sin papeles, y además en cosas raras, vas mal. De esta no te zafas.