Estás claro que te vienes a España sin papeles. Que no vas a tener contrato de trabajo, y que no te lo pueden dar. Que vas a trabajar en negro, en B.

Cada quien vive lo que tiene que vivir, y pasa lo que tiene que pasar. No les voy a contar las historias de abuso laboral, del “te pago mañana después o nunca”, de jornadas de 12 y 14 horas diarias.

No tienes Seguridad Social. No estás cotizando. Sobrevives malamente. Sin aprovechar los beneficios del Estado de Bienestar.

Pero todo eso es una decisión personal. Y de poner límites al abuso. Que quede claro que aunque estés ilegal, también tienes derechos.

 

Como ya hablamos de los contratos de trabajo, las barbaridades que ofrecen, y las formas como estafan a los inmigrantes, en nuestro artículo de hace dos semanas, http://goo.gl/2Mjc7C, vamos a hablar ahora desde nuestra orilla y las cosas que vivimos en España.

Que todo el mundo tiene el derecho a buscarse la vida, cierto es, pero es en negro. Puede que en un primer momento la idea resulte chocante, pero puestos a ver bien, ese problema nos afecta a todos sin excepción. Y esto también es cierto.

Quizás se crea necesario, y hasta gracioso, defraudar a Hacienda, pero esto no hace más que hacer que el problema crezca. Bien conocido por todos es el amigo españolisto que, cobrando con toda puntualidad una ayuda cualquiera (emigrante retornado, Prepara, RAI, puntos, nómbrala que para todos los gustos hay), curra con mucha dignidad, pero sin todas las de la ley, porque no le han dado contrato laboral o porque tampoco lo quiere…

Y ni hablar del empresario que te dice, con mucho morro, que te va a dar un contrato de media jornada, para después hacerte deslomar más allá del día completo, y calladito, que me veo más bonito.

O los que, simplemente, te contratan, te echan, y cuando vas a cobrar tu paro, jamás cotizaron a la Seguridad Social, y encima se cogieron tu cotización.

Y como estos, mucha, mucha tela…

 

Los números macroeconómicos, ese arcano que nadie entiende pero todos saben que existe, son claros: el Estado de Bienestar se derrumba, ayudado, entre muchas otras cosas, por esa actitud. Recuerda eso cuando pienses mañana en tu jubilación, y le vuelvas a recordar la madre al político de turno porque te aumentaron la edad para disfrutar de tu retiro, o cuando, Dios no quiera, te toque se nuevo ser un número más en la cola del INEM.

A ponerse las pilas. Que entiendo que hay que trabajar para vivir. Pero es un problema grande. Que va más allá de lo que nos imaginamos.