Veamos la escena. El fulano de tal va tranquilo a la Comisaría, a renovar por segunda vez su tarjeta roja. Y, ¡oh sorpresa!

  • Pase por aquí, caballero, que su solicitud ha sido decidida.
  • ¿Y eso?
  • Por favor firme. Se le notifica que tiene un plazo de quince días hábiles para abandonar España, en salida voluntaria, como reza el sello que hemos puesto en su pasaporte. Asimismo, se le informa que podrá ejercer los recursos que le da la Ley.

Esta escena la han pasado cientos de compatriotas en las Comisarías de toda España, así que sabemos de lo que estamos hablando.

Tal y como lo dijimos cuando denunciamos al sujeto, les dijimos que en España vivimos en un Estado de Derecho. El fulanito de tal tenía derecho de presentar su solicitud, como cualquier ciudadano de a pie. Y ahora, en ese mismo carácter, tiene derecho a presentar los recursos que le da la Ley. Un mes para presentar el potestativo de reposición, o dos meses para el contencioso administrativo ante la Audiencia Nacional.

Hoy, solo manifestarles mi preocupación, nuestra preocupación. Advertirles a todos que podría acogerse a la supuesta autorización de residencia por razones humanitarias. Una directiva de la cual aún no tenemos noticias ciertas, pero que de existir, podría aplicarse a su caso, ya que su asilo fue denegado. Pero que sería un total contrasentido aplicarla al caso que nos ocupa.

El borrador de esa nota expresa con toda claridad que los casos habrán de estudiarse de forma individualizada. Sabiendo, entonces, que la concesión de una autorización de residencia es de carácter DISCRECIONAL, alcemos nuestras voces una vez más para decirle a Moncloa que aquí no queremos a gente como esa. Que los venezolanos somos gente de curro honesto y duro. Que hemos venido a trabajar, y a poner nuestro grano de arena al desarrollo de esta tierra que nos ha acogido.

Así, que ese sujeto se busque la vida, y gaste los reales en un abogado que le defienda. Solo queremos pretender que no sea ninguno de los extranjeristas venezolanos que trabajamos en España. Que por culpa de carajos como ese es que nos vimos obligados a emigrar. Que tiene derecho a la defensa, cierto es, pero que Sus Señorías los Magistrados de la Audiencia Nacional desestimen su caso.

Solo eso deseamos.

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